lunes, 25 de marzo de 2013

La inquisición

El término Inquisición (latín: Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las demás, fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249, se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478 - 1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536 - 1821) y la Inquisición romana (1542 - 1965).
En los inicios de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado y se empieza a formar la iglesia católica. En su momento San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobaba en ese momento los castigos físicos.
En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la iglesia católica en relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción el papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.
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brujas y hechizeras

El hechizo es un acto mágico que pretende producir efectos sobre la realidad mediante procedimientos sobrenaturales, como el uso de conjuros, es de carácter litúrgico o ritual. Cuando el objetivo del hechizo es adivinar el futuro se denomina sortilegio y cuando busca someter la voluntad de otra persona u objeto o influir en ellos, encantamiento, maldición (si es con mala voluntad) o bendición (si es para protección). Es componente sustancial de muchas religiones paganas y también forma parte de algunas religiones monotéistas, mientras que otras como el Cristanismo prohíben explícitamente su práctica.


 Un brujo o una bruja es una persona que practica la brujería. Si bien la imagen típica de un brujo o de una bruja es muy variable según la cultura, en el mundo occidental se asocia particularmente a una bruja con una mujer generalmente fea y vieja con capacidad de volar montada en una escoba, así como con el Aquelarre y con la caza de brujas.

miércoles, 13 de marzo de 2013

La guardia suiza en el Vaticano.

Los pontífices y el Vaticano han estado a lo largo de la historia muy mezclados con guerras de poder y ambición. En el siglo XV el Papa Sixto IV tenía grandes enemigos, debido a su nepotismo lo que lo llevó a alcanzar un acuerdo con la Confederación Suiza para contratar mercenarios a sueldo que trabajarían como miembros de su seguridad.

Fue bajo el pontificado del Papa Julio II el 21 de enero de 1506 cuando se instauró oficialmente a la Guardia Suiza como cuerpo militar encargado de la seguridad de la Ciudad del Vaticano. Para el diseño de su característico uniforme se contó con uno de los artistas más universales, Miguel Ángel Buonarroti.

Para ser miembro de la Guardia Suiza hay que cumplir unos requisitos específicos, como estar soltero, tener nacionalidad suiza, profesar la religión católica y medir un mínimo de 174 centímetros.

¿Por qué la Guardia Suiza es la encargada de la seguridad del Vaticano?

Papas que tuvieron hijos.

El Papa Inocencio I sucedió a su padre, el Papa Anastasio I

El Papa Silverio fue nombrado pontífice trece años después de que muriese su padre, el Papa Hormisdas.

Estos 4 Papas son santos de la Iglesia católica. Es decir, no sólo se les reconocen varios milagros después de muertos sino que además “interceden ante Dios por la humanidad, por los vivos en la Tierra y por los difuntos en el Purgatorio”.

Existe también al menos un caso de un hijo no-reconocido de un Papa que también se ha convertido en Papa. El Liber Pontificales identifica al Papa Juan XI como hijo ilegítimo del Papa Sergio III.

La papisa Juana.

Se trata de una leyenda que se remonta al s. XIII (Crónica Universal de Metz), y que trata de hacer existir a este personaje en siglos diversos, sin que haya mucho acuerdo en las fechas (siglos IX, X y XI) o en el nombre (Inés, Gilberta, Ute...).

Cuenta esta leyenda medieval que una mujer, para poder salir de la pobreza, vistió el habito de un monje muerto por la peste y se dedicó a predicar por los pueblos. Su fama creció tanto que más adelante tuvo su propia iglesia... después fue nombrada obispo..., cardenal..., y papa. Juana fue descubierta públicamente, ya que quedó embarazada y dio a luz durante una procesión.

Parece que el núcleo de la historia fuera un relato popular romano que desembocó en una serie de circunstancias consideradas muy sospechosas: como el que los Papas evitaran pasar por determinadas calles que eran angostas, o el supuesto hallazgo de la estatua de una joven que amamanta a un bebé, o una inscripción, o una teoría de que cada Papa elegido debiera someterse a pruebas que confirmasen su virilidad... Fue un motivo muy desagradable para atacar al papado durante el S. XIX.

Quien demolió las bases de esta leyenda fue precisamente un protestante, David Blondel (1590-1655), que publicó sus resultados en Ámsterdam en 1647 y 1657. Esta vicisitud no necesita hoy ni siquiera la más mínima credibilidad, ya que no hay ningún indicio documentado que sea contemporáneo al mito para ninguna de las fechas que se sugieren. Más aún, los hechos relacionados con esos períodos terminan por hacer imposible toda la historia. Es probable también que haya influido negativamente en todo esto la vida de mujeres sin escrúpulos, como las dos Teodoras y Marocia, durante el S. X.

Los papas que menos duraron y que mas duraron.

-El papa que menos duro fue Urbano VII que duro dos semanas al cargo.

-El papa que mas duro fue San Pedro que duro 34 años al cargo.

Historia de la Ciudad del Vaticano.

En la antigüedad, el territorio que conforma la actual Ciudad del Vaticano, al oeste del río Tíber, era conocido como el Ager Vaticanus (campos del vaticano). Algunos historiadores afirman que sus primeros habitantes fueron integrantes de un antiguo pueblo etrusco llamado Vaticum y de allí su nombre, otros que la palabra proviene del latín vates (adivino), y que antiguamente existía una colina denominada Vaticano en la que pululaban adivinadores y magos que presagiaban el porvenir de transeúntes ocasionales.

Debido a la persecución de cristianos y la destrucción en Roma de todos los escritos de la Iglesia llevadas a cabo por el emperador Dioclesiano en el año 303, hoy quedan muy pocos rastros de la presencia de los primeros cristianos en la zona.

El emperador Constantino el Grande (307-337) instauró la paz con la Iglesia, permitiendo que el cristianismo saliera de la clandestinidad y obtuviera un estatuto jurídico privilegiado, antes reservado a los paganos.
En el siglo IV, al pie de la Colina Vaticana se comenzó a edificar lo que luego sería la Basílica de San Pedro. Según testimonios arqueológicos, allí fue enterrado el primer papa. Los pontífices medievales compraron el territorio y luego se mandó construir un puente, el Pons Aelius, para comunicarla con Roma.

Su arquitectura paisajística y edilicia fue desarrollada de acuerdo al gusto de los papas de turno. Los pontífices pasaron a ser los gobernantes de la ciudad de Roma y de las zonas circundantes.
En el año 756 este dominio fue oficialmente cedido al papa Esteban II por Pipino el Breve, monarca de los francos, como agradecimiento por haberlo nombrado rey. Sus posesiones se fueron ampliando a través de donaciones, adquisiciones y conquistas y, de esta forma, los futuros Estados Pontificios, legalmente establecidos por Carlomagno en el siglo IX, llegaron a abarcar prácticamente toda la zona central de Italia.

En el año 847, el papa León IV ordenó levantar una gran muralla, de nombre «Leonina», para defender al Vaticano de los ataques sarracenos. Esta construcción transformó la zona de San Pedro en un recinto amurallado. Protegía la gran Basílica y sus tesoros, las iglesias menores, los monasterios, las casas del clero y de acogida de peregrinos, los huertos de los residentes. Al mismo tiempo, convertía a la ciudad en un distrito sui generis.
Durante el período 1309-77, los papas residieron primariamente en Avignon, debido a las constantes disputas facciosas en Roma. Presionado por Felipe IV de Francia, el papa Clemente V mudó la capital pontificia a Avignon, que entonces pertenecía a los vasallos del papa y que en 1348 se convirtió en propiedad pontificia. Los siete papas del período fueron franceses, así como 111 de los 134 cardenales.

Luego de que Gregorio XI restableciera la capital pontificia en Roma, Clemente VII lideró a los cardenales que en 1378 declararon inválida la elección de Urbano VI y fue electo antipapa en 1378, ocupando el trono vacante en Avignon. Europa se dividió en el apoyo a ambos contendientes y, en tanto Francia favoreció a Clemente, Inglaterra apoyó a Urbano, un diferendo que continuaría en la Guerra de los Cien Años entre ambas coronas (1337-1453) y abriría el período conocido como el «Gran Cisma» (finalizado en 1417), en el que se sucedieron los nombramientos de antipapas.
La mayor parte de las anexiones al territorio del Vaticano se mantuvieron bajo poder del papado hasta 1797, año en que Napoleón Bonaparte se apoderó de este territorio, creando la República Romana.
En 1801 el papa Pío VII recuperó parte de su poder, y en 1815 el Congreso de Viena, tras la caída de Napoleón, restituyó casi todas las antiguas posesiones al papado.

En 1869 se celebró el primer Concilio Vaticano en el que se decretó el dogma de la infalibilidad del papa. Un año después, los Estados Pontificios se disolvieron definitivamente cuando Víctor Manuel II los anexó al reino unificado de Italia, incluida Roma. La jurisdicción del papado quedó reducida al Vaticano, en el que cada uno de los sucesivos pontífices permaneció como prisionero voluntario en protesta. Este encierro voluntario continuó hasta 1929 cuando, en virtud del Tratado de Letrán entre la Santa Sede y el Reino de Italia –gobernado entonces por Benito Mussolini– se reconoció la soberanía y personalidad jurídico-internacional del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Este estado se constituyó como un ente distinto a la Santa Sede (el segundo es el órgano de gobierno de la Iglesia Católica, y el primero el territorio físico sobre el que se ejerce ese gobierno). Se logró así la consolidación de la autoridad política del sumo pontífice.

A lo largo de los siglos, y especialmente durante el Renacimiento (siglo XIV-siglo XVII), el mecenazgo papal convirtió al Vaticano en uno de los más importantes centros culturales del mundo. En arquitectura destacan la Basílica de San Pedro, la Capilla Sixtina –en el Palacio Papal– decorada con frescos de Miguel Angel, Boticelli y otros artistas, y las Estancias de Rafael, así denominadas por las pinturas murales del artista.

El papa Pío XII aplicó al extremo la definición de «neutralidad» del Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial, provocando críticas hasta la actualidad por su relación con la Alemania de Hitler y, en particular, por el conocimiento del Vaticano del Holocausto y su nula respuesta a lo que se perpetraba.

lunes, 11 de marzo de 2013

El turisme en Espanya.

Espanya és un país turístic, acudint milions de viatgers forans tots els anys atrets per les seves platges, l'abundant patrimoni artístic del país i la varietat d'ofertes gastronòmiques, a més de ser una de les nacions més riques en patrimoni cultural del món. Actualment, i segons l'informe de 2011 de l'Organització Mundial del Turisme, Espanya és el quart país del món en nombre de turistes estrangers, amb més de 53 milions de turistes anuals en 2010, solament superat per França, Estats Units d'Amèrica i Xina.

 El turisme representa aproximadament un 10% del Producte interior brut del país.6 Pel que fa als ingressos del sector per països, Espanya és la segona nació del món, solament superada per Estats Units.7 En dècades anteriors es promocionava gairebé exclusivament el turisme de sol i platja, al que contribuïa, i contribuïx, un clima bastant més càlid i assolellat que el d'altres països europeus. Les temperatures a l'estiu solen variar entre els 20 i els 40º i moltes regions tenen més de 300 dies de sol a l'any, amb estius generalment secs. Moltes localitats costaneres es troben repletes d'hotels, restaurants i edificis d'apartaments al peu de la platja.

 El nord d'Espanya té un clima una mica més fresc i humit. Molts espanyols i estrangers se senten atrets pel camí de Sant Jaume o les festes de San Fermín. Hi ha tant penya-segats, com platges tranquil·les i apartades. Aquesta zona combina turisme rural amb grans arenals amb bons climes a l'estiu com en les Ries Baixes gallegues. La principal causa del turisme en el nord del país és la bellesa de la zona (geografia, rias gallegues; costa cantàbrica; Becs d'Europa, etc) i la variada i rica gastronomia. 

 La gastronomia espanyola és àmplia i variada, amb plats tan típics com la paella, el bullit madrileny, la fabada, el pernil ibèric, el marisc o el peix. L'oli d'oliva, del que Espanya és el primer país productor, s'empra en una gran varietat de plats, i és molt benvolgut en altres països. 

 En els últims anys ha crescut l'interès pel turisme cultural a Espanya.

 El turisme és un fenomen relativament recent, que comença a adquirir transcendència entre finals del Segle XIX i principis del XX. Es tracta d'un turisme profundament elitista, de naturalesa majoritàriament cultural i al que només pot accedir una petita minoria pertanyent a la classe més acomodada.

lunes, 4 de marzo de 2013

Las capitales de España.

Madrid no siempre ha sido la capital de España. Lo fue Toledo en época visigótica, y más tarde Valladolid. También ostentaron este privilegio ciudades como Burgos o Segovia. Durante el reinado de Felipe II, Sevilla, Valladolid, Toledo e incluso Lisboa llegaron a suponer una amenaza para la actual capital del Reino.